¿QUÉ TIPOS DE INFIDELIDAD EXISTEN?

En los años 50, Alfred Kinsey, uno de los primeros científicos en estudiar la infidelidad, distinguió entre dos tipos de infidelidad: emocional y sexual. Aunque posteriormente se han ido realizando otras clasificaciones (física, adictiva, virtual, etc.) de manera genérica se suele seguir utilizando esta distinción, añadiendo aquel tipo de infidelidad donde se dan ambos componentes: sexual y emocional.

Cuando se es víctima de una infidelidad,  la la persona traicionada siente que algo importante, íntimo y exclusivo de la pareja ha sido compartido con otra persona, pero ¿qué es ese algo? En el caso del contacto físico suele estar claro, pero no tanto en lo referente al vínculo emocional.

La Teoría del Apego, planteada por Bowlby en los años sesenta, habla de la necesidad del ser humano de establecer vínculos afectivos estrechos hacia los que recurrir para buscar seguridad y protección, sobre todo en momentos de peligro y estrés (Bowlby, 1989). Si bien esta teoría se empleó en un principio para explicar las relaciones del niño con sus cuidadores principales, posteriormente se ha aplicado en las relaciones de pareja, ya que se ha visto que la forma en que las personas se relacionan y vinculan en la edad adulta está muy relacionada con el tipo de apego desarrollado en su infancia.

Teniendo en cuenta la teoría del apego, la infidelidad emocional tiene lugar cuando uno de los miembros de la pareja mantiene un vínculo emocional fuerte con alguien que no es su pareja, compartiendo con ésta cosas que se suponían exclusivas de la relación.

En este tipo de infidelidad la vinculación es esencialmente afectiva. Se caracteriza por el deseo de intimar y compartir sentimientos con otra persona, así como por conductas de búsqueda de proximidad y contacto con ella.

Este tipo de relaciones suelen cubrir necesidades importantes tales como sentirse valioso/a y aceptado/a tal cual se es, sentirse visto/a o tenido en cuenta, así como ofrecer sentimientos de protección, cuidado, seguridad y bienestar.

Incluye una variedad de comportamientos, como compartir secretos y sentimientos que les hacen sentir cercanos o interdependientes de alguien que no es la pareja, así como pasar mucho tiempo con alguien en quien se está sexualmente interesado/a o flirtear.

Aunque nada justifica una infidelidad, en las investigaciones la infidelidad emocional se ha relacionado especialmente con bajos niveles de satisfacción y desgaste en la relación de pareja, pero habría que analizar en cada caso qué puede haber llevado a realizar estas conductas.

La infidelidad física es más fácil de identificar, al comprender conductas físicas objetivas y observables. Incluye cualquier acto físico de índole sexual con una persona que no es la pareja, siempre que no esté permitido entre ambos miembros de la relación.

Aunque cada tipo de infidelidad engloba una serie de comportamientos determinados, en última instancia serán los dos miembros de la pareja quienes determinen qué comportamientos son aceptables y cuáles no.

Lo cierto es que si se cruza una línea de intimidad que la pareja considera una traición tanto, da igual si se trata de algo físico, emocional o de otra índole, pues el impacto psicológico en la persona traicionada con frecuencia es enorme, llegando a sufrir un daño  psicológico con importantes repercusiones.