ESTRÉS LABORAL

Susana Zazo Díaz | Psicóloga General Sanitaria
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Especialistas en el tratamiento del estrés laboral

El estrés laboral es uno de los principales problemas para la salud de los/as trabajadores/as y el buen funcionamiento de las organizaciones para las que trabajan.

Aparece cuando las exigencias y demandas del entorno laboral superan los recursos o capacidades de afrontamiento del/la trabajador/a para hacerles frente.

En un principio se trata de una respuesta adaptativa del organismo para ayudar a responder de forma más rápida y eficaz a una situación de alta demanda, pero la exposición prolongada a esta situación hace que se vayan agotando las reservas de energía y se puedan desarrollar importantes problemas de salud, tanto a nivel físico como psicológico y conductual.

¿CUÁLES SON LOS PRINCIPALES SÍNTOMAS DEL ESTRÉS LABORAL?

  • Algunos de los síntomas físicos comunes incluyen dolores de cabeza, problemas gastrointestinales, musculares, fatiga y trastornos del sueño. También puede debilitar el sistema inmunológico.
  • A nivel emocional, puede dar lugar a irritabilidad, ansiedad, depresión, dificultad para concentrarse y disminución de la satisfacción laboral y la motivación, entre otros.
  • A nivel conductual puede dar lugar a comportamientos disfuncionales como aislamiento social y otras conductas de evitación, falta de toma de decisiones, exceso de dedicación de tiempo al trabajo, evitar actividades gratificantes e incluso abuso de sustancias y/o alcohol.

El estrés laboral también tiene efectos negativos para la empresa: rotación laboral, absentismo, menor implicación del/la trabajador/a, deterioro del rendimiento y la productividad, aumento de prácticas pocos seguras y de accidentes o deterioro de la imagen institucional.

En resumen, un/a trabajador/a estresado/a es menos productivo/a y suele ser más propenso/a a causar baja por problemas físicos o psicológicos. Además, en casos extremos, el estrés prolongado puede originar trastornos psiquiátricos y psicopatológicos.

FASES DEL ESTRÉS LABORAL

El Modelo de Respuesta General al Estrés, de Hans Selye, conocido como el Modelo de la Respuesta General de Adaptación, describe tres fases principales del estrés:

1. Fase de alarma.

En esta fase el organismo reconoce un agente estresante y activa su respuesta de «lucha o huida». Se liberan hormonas del estrés, como la adrenalina y el cortisol, que preparan al cuerpo para hacer frente a la situación estresante. Durante esta fase se produce una activación fisiológica, con un aumento en la frecuencia cardíaca, la presión arterial y la respiración. El trabajador o trabajadora puede experimentar altos niveles de excitación, preocupación, angustia y, con frecuencia, la sensación de que no llega o no puede hacer frente a la situación. Este estado de excitación puede producir también sentimientos de enfado o ira, irritabilidad y un alto nivel de tensión emocional.

Es frecuente que aparezcan problemas físicos, como dificultades para conciliar o mantener el sueño, palpitaciones, dolores (de cabeza, de espalda, de cuello…), alteraciones del apetito, digestivas, dermatológicas y/o cardiovasculares, entre otros.

2. Fase de resistencia.

Si el estresor persiste y el organismo no puede resolver la situación, el cuerpo pasa a la fase de resistencia. Durante esta etapa, el cuerpo intenta adaptarse al estresor continuo y recuperar el equilibrio fisiológico. La respuesta de estrés inicial disminuye, pero los sistemas corporales siguen activados y se mantienen los niveles elevados de hormonas del estrés para mantener la respuesta de lucha o huida. Sin embargo, si la fase de resistencia persiste durante demasiado tiempo resulta difícil mantener la respuesta adaptativa y los recursos del cuerpo pueden agotarse, lo que lleva a la siguiente fase.

3. Fase de agotamiento.

Si el estrés persiste y los recursos para hacerle frente se agotan, el organismo entra en la fase de agotamiento. En esta fase, la capacidad del cuerpo para adaptarse y resistir se ve superada. Los sistemas fisiológicos y psicológicos pueden verse afectados negativamente, y pueden surgir problemas de salud, como enfermedades, trastornos mentales o un debilitamiento general del organismo.

El modelo de estrés de Selye es una representación simplificada de la respuesta al estrés, pero proporciona una base para comprender cómo el puede afectar al cuerpo y la importancia de la adaptación y el manejo adecuado del estrés.

CAUSAS DEL ESTRÉS LABORAL

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Las investigaciones identifican varias causas comunes del estrés laboral. Estas causas pueden variar según el entorno laboral y las circunstancias individuales, pero la mayor parte están relacionadas con la forma en que se define el trabajo y el modo en que se gestionan las entidades.

Algunas de las principales causas que se han encontrado son las siguientes:

  • Sobrecarga de trabajo.

Una carga de trabajo excesiva, trabajos con plazos ajustados y muy estrictos y una alta presión para cumplir con las metas y objetivos pueden llevar al estrés laboral. Sentirse abrumado/a por la cantidad de tareas y responsabilidades puede ser desencadenante de estrés.

  • Trabajo poco estimulante.

Tareas aburridas, monótonas y poco estimulantes, así como la escasez de trabajo o tener que hacer tareas desagradables o aversivas también se han relacionado con el estrés laboral.

  • Falta de control y autonomía.

No tener suficiente control sobre el trabajo, la toma de decisiones o la flexibilidad en la forma de realizar las tareas puede ser estresante. Sentirse atrapado/a en un entorno laboral sin poder tomar decisiones puede generar sensaciones de falta de control y contribuir al estrés.

  • Horarios de trabajo estrictos y poco flexibles.

Jornadas de trabajo muy largas o fuera del horario normal, horarios imprevisibles o sistemas de turnos mal percibidos también pueden llevar al estrés laboral.

  • Inseguridad laboral.

La incertidumbre sobre el empleo, la posibilidad de despidos, reestructuraciones o cambios significativos en el trabajo puede generar estrés en los/as empleados/as. La preocupación constante por el futuro laboral puede tener un impacto negativo en el bienestar y aumentar los niveles de estrés.

  • Pocas oportunidades de crecimiento en la empresa.

No sólo la inseguridad laboral puede generar estrés. La falta de perspectivas de promoción profesional también puede hacer que el/la trabajador/a se desmotive y pueda llegar a sentirse estresado/a.

  • Falta de apoyo y relación en el trabajo.

La falta de apoyo emocional y social en el entorno laboral puede ser estresante. No contar con un sistema de apoyo adecuado, tener relaciones conflictivas con colegas o superiores, una supervisión inadecuada y desconsiderada o sentirse aislado/a en el trabajo pueden contribuir al estrés.

  • Desbalance entre trabajo y vida personal.

La falta de equilibrio entre las demandas laborales y las responsabilidades personales y familiares puede generar estrés. No poder dedicar tiempo suficiente a actividades fuera del trabajo y sentir que se descuida la vida personal puede afectar negativamente la salud y el bienestar.

  • Falta de claridad en los roles y las expectativas.

La falta de claridad en cuanto a las responsabilidades, las metas y las expectativas laborales o las demandas contradictorias puede generar estrés. No saber exactamente qué se espera de uno/a en el trabajo puede aumentar la presión y dificultar el desempeño efectivo.

  • Falta de reconocimiento y recompensa.

La falta de reconocimiento y recompensa por el trabajo realizado puede ser estresante. No sentirse valorado/a o recompensado/a adecuadamente por los esfuerzos realizados o percibir un bajo salario puede disminuir la motivación y contribuir al estrés laboral.

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