PROBLEMAS DE AGRESIVIDAD EN LA ADOLESCENCIA
Susana Zazo Díaz | Psicóloga General Sanitaria
PROBLEMAS DE AGRESIVIDAD EN ADOLESCENTES
La agresividad se refiere a un comportamiento o actitud hostil que puede causar daño a uno/a mismo/a y a los demás. Puede ser física, emocional, verbal o no verbal.
En términos generales, la agresividad es una respuesta natural y normal del ser humano ante situaciones estresantes o amenazantes, y puede ser adaptativa en ciertas situaciones, como en la defensa propia o de los seres queridos. Sin embargo, cuando la agresividad se vuelve incontrolable o se expresa de manera inapropiada en situaciones que no lo requieren, puede convertirse en un problema de salud mental.
Agresividad no es sinónimo de violencia, ya que esta última implica un comportamiento intencionalmente dañino hacia otra persona, mientras que la agresividad puede ser simplemente un sentimiento de enfado o frustración. Además, no todas las personas que experimentan agresividad la expresan de manera violenta o destructiva.
En algunas ocasiones, la agresividad en la adolescencia se convierte en un tema de preocupación para los padres, madres y otros adultos, que ven cómo sus hijos o hijas desarrollan patrones de comportamiento hostil que interfieren en su vida diaria, afectando la dinámica familiar y sus relaciones personales.
Estos problemas pueden manifestarse de diferentes maneras, desde explosiones de ira y violencia física, hasta comportamientos más sutiles, pero igualmente destructivos, como el acoso, la intimidación y la manipulación emocional.
Los/las adolescentes que tienen problemas de agresividad pueden ser más propensos/as a involucrarse en peleas, vandalismo, delitos violentos y otros comportamientos peligrosos. Además, suelen tener dificultades para establecer relaciones positivas y saludables con sus compañeros/as, familiares y otros miembros de la comunidad.
Suelen presentar dificultades para controlar sus impulsos y emociones y ser propensos/as a expresar su frustración y enfado a través de comportamientos agresivos, como golpear, gritar o empujar.
Los problemas de agresividad en la adolescencia y la desobediencia hacia los padres y madres están relacionados en muchos casos. Suelen mostrar dificultades para seguir las reglas y los límites establecidos, lo que les puede llevar a la desobediencia y la resistencia.
Los/as adolescentes que son desobedientes y desafiantes pueden generar conflictos y tensiones en la relación con sus padres y madres, lo que a su vez puede llevar a una mayor agresividad por parte del niño o niña. Si la relación entre los padres/madres y el/la adolescente se basa en un estilo de disciplina autoritario o punitivo esto puede empeorar aún más la situación.
¿POR QUÉ ALGUNOS ADOLESCENTES PUEDEN MOSTRAR COMPORTAMIENTOS AGRESIVOS?
Existen múltiples factores que influyen directa o indirectamente en la agresividad, como factores genéticos, psicológicos y socio-familiares.
Los problemas de agresividad en la adolescencia pueden tener diferentes causas, como problemas de salud mental subyacentes, dificultades en la regulación emocional, exposición a situaciones estresantes o traumáticas, problemas de relaciones familiares, presión de los compañeros y compañeras y otros factores sociales.
Algunos de los principales factores que pueden contribuir a la agresividad en este período serían:
- Cambios hormonales. Durante la pubertad, se experimentan cambios hormonales significativos que pueden afectar el comportamiento y estado de ánimo. Los niveles elevados de testosterona, por ejemplo, pueden aumentar la agresividad en algunos adolescentes.
- Estrés y presión: los/as adolescentes pueden enfrentarse a una variedad de situaciones estresantes, como problemas en la escuela, conflictos con amigos/as y familiares o problemas de identidad. Estas situaciones pueden generar ansiedad y frustración que pueden desencadenar conductas agresivas.
- Experiencias traumáticas: adolescentes que han sufrido abuso físico o emocional, violencia o negligencia en el hogar o acoso escolar (entre otras posibles experiencias), pueden tener más probabilidades de desarrollar conductas agresivas como respuesta a estas experiencias traumáticas.
- Factores sociales y familiares: el ambiente en el que se desarrolla un/a adolescente también puede influir en su comportamiento. Un entorno familiar desorganizado y agresivo puede tener una influencia negativa, ya que el verse expuestos a comportamientos agresivos y violentos pueden llevarlos a adoptar esos patrones de conducta como propios. Por ejemplo, los/as adolescentes que crecen en ambientes excesivamente autoritarios o donde la agresividad y la violencia son normales pueden ser más propensos/as a mostrar comportamientos agresivos o antisociales. Igualmente ocurre en ausencia de límites, denominador común en las situaciones de inadaptación social, o con métodos de disciplina inconsistentes. Por su parte, un entorno social agresivo también puede aumentar el estrés y la ansiedad en los/as adolescentes, lo que a su vez puede contribuir a la aparición de comportamientos agresivos.
- Problemas de salud mental: algunos/as adolescentes pueden tener trastornos de salud mental como el trastorno explosivo intermitente, el trastorno de conducta o el trastorno del espectro autista, que pueden estar asociados con conductas agresivas.
- Factores genéticos: la agresividad adolescente puede estar influenciada por factores genéticos. Por ejemplo, se ha encontrado que los adolescentes con variantes específicas de ciertos genes relacionados con el sistema serotoninérgico y dopaminérgico tienen una mayor propensión a la agresividad y al comportamiento violento.
Aunque estos y otros factores pueden contribuir a la aparición de conductas agresivas, es importante recordar que cada adolescente es único/a y que dichos factores pueden variar de una persona a otra.
En cualquier caso, es importante que los padres y madres aborden estos problemas de manera efectiva para ayudar a sus hijos e hijas a desarrollar habilidades de regulación emocional y comportamiento apropiado para prevenir que el comportamiento agresivo empeore y se convierta en un patrón habitual que cause daño a los demás y a sí mismo/a y afecte su vida en el futuro.
Cuando lo que han intentado ven que no es suficiente es aconsejable buscar ayuda profesional. En ocasiones las conductas agresivas son la manifestación de otros problemas internos sin resolver. El tratamiento ayudará a desenterrar y abordar los problemas subyacentes y resolverlos, además de entrenar habilidades emocionales, conductuales y sociales para su manejo.
Psicólogos expertos en el tratamiento de agresividad en adolescentes en Madrid centro
Las estrategias de tratamiento dirigidas a los padres y madres como la mejora de la supervisión parental y la coherencia en la disciplina), así como los tratamientos dirigidos directamente a niños/as y adolescentes (incluidos los tratamientos cognitivo-conductuales y manejo de emociones como habilidades de comunicación, la resolución de conflictos y el entrenamiento en el control de la ira), han ayudado a reducir los problemas de conducta y la agresividad en niños/as y adolescentes. Las investigaciones indican que lo más eficaz puede ser una combinación de intervenciones tanto para los padres y madres como para los/as menores.