ANOREXIA NERVIOSA
Susana Zazo Díaz | Psicóloga General Sanitaria
Carla da Vila Crespo | Psicóloga General Sanitaria

La anorexia nerviosa es un trastorno de la conducta alimentaria caracterizado por un perfeccionismo extremo que da lugar a la restricción de la ingesta alimenticia con el objetivo de conseguir un peso significativamente bajo con relación a la edad, el sexo, desarrollo y salud física. Según el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-V, APA 2013), un peso significativamente bajo se define como un peso que es inferior al mínimo normal o, en niños y adolescentes, inferior al mínimo esperado.
Según este manual, la persona con anorexia tiene un miedo intenso a ganar peso o a engordar y un comportamiento persistente que interfiere en el aumento de peso, incluso con un peso significativamente bajo. Así mismo, se presenta una alteración en la forma en que uno mismo percibe su propio peso o constitución, una influencia impropia del peso o la constitución corporal en la autoevaluación, así como la falta persistente de reconocimiento de la gravedad del bajo peso corporal actual.
La anorexia nerviosa puede ser:
- de tipo restrictivo, si durante los últimos tres meses la persona no ha tenido episodios recurrentes de atracones o purgas (es decir, vómito autoprovocado o utilización incorrecta de laxantes, diuréticos o enemas). Este tipo de anorexia la perdida de peso es debida sobre todo a la dieta, el ayuno y/o el ejercicio excesivo.
- con atracones/purgas, si durante los últimos tres meses la persona ha tenido episodios recurrentes de atracones o purgas (es decir, vómito autoprovocado o utilización incorrecta de laxantes, diuréticos o enemas).
Se dice que la anorexia se encuentra en remisión parcial si la persona ha recuperado el bajo peso corporal y lo mantiene durante un período continuado, pero todavía presenta un miedo intenso a aumentar de peso o a engordar y/o comportamientos que interfieren en el aumento de peso o si aún presenta alteración de la autopercepción del peso y la constitución. Por su parte, se hablaría de remisión total cuando estos dos últimos criterios también están superados.
¿CUÁLES SON SU PRINCIPALES RASGOS?

- Pérdida significativa de peso como consecuencia de una restricción drástica y deliberada de la ingesta, especialmente de alimentos calóricos, así como de manifestación de conductas purgativas y otras orientadas a perder peso.
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Un intenso miedo de llegar a estar gorda.
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Una actitud distorsionada e implacable hacia el comer, la comida o el peso, que les hace superar el hambre, los consejos y los peligros.
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Una autoestima vinculada al cuerpo y la figura.
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Alteraciones de la imagen corporal y deseo de una extrema delgadez.
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Cumplimiento de dietas de forma inflexible: una vez alcanzado un objetivo se proponen perseguir uno nuevo.
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Inexistencia de un peso adecuado para parar.
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Negación-ocultación: la delgadez les proporciona una sensación de capacidad que no encuentran en otra parte, negando así su estado y sus riesgos.
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Negación y control del hambre. No tienen una pérdida objetiva del apetito. Intantan controlar una función biológica básica: el hambre y la ingesta.
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Ejercicio excesivo y actividad extrema.
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Obsesiones y temor a perder el autocontrol. El cuerpo lucha por conseguir el aporte nutricional que necesita y se incrementan los pensamientos relacionados con la comida y el deseo de comer.
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Irritabilidad y fluctuaciones del estado de ánimo.
Las personas con anorexia tienen una gran habilidad para ocultar sus síntomas o malestar, pero lo cierto es que este trastorno puede ocasiones importantes problemas y alteraciones físicas, como la amenorrea. Según la OMS, este trastorno tiene asociada una mortalidad superior a la de cualquier otro trastorno mental, a menudo debido a dichas consecuencias médicas o, en los casos más extremos, al suicidio.
La anorexia nerviosa es un trastorno más prevalente en mujeres (1 hombre por cada 9 mujeres), con una edad típica de inicio en la adolescencia, aunque cada vez existen más casos que tienen lugar a una edad de inicio más baja, en torno a los 8 o 9 años.
Los síntomas aparecen de forma progresiva hasta que terminan por afectar de manera significativa a todas las esferas de la vida de la persona. La detección precoz es indispensable para iniciar cuanto antes un tratamiento cuyos objetivos principales irán encaminados a restaurar el peso corporal y mejorar la condición física, eliminar los hábitos de alimentación inadecuados e instaurar un patrón de alimentación normalizado, así como mejorar la autoestima, redefinir el autoconcepto y la identidad en términos diferentes a la delgadez y el control del peso y, en consecuencia, aumentar el nivel de satisfacción con su cuerpo y con su vida.