LA IMPORTANCIA DEL APEGO

Psicología adolescente, Psicología adultos, Psicología Infantil

El apego es el vínculo emocional que el/la niño/a desarrolla de forma innata con sus cuidadores/as principales y que le proporciona la seguridad emocional necesaria para un buen desarrollo de su personalidad. Juega, por tanto, un papel crucial en el desarrollo infantil.

La Teoría del Apego fue formulada inicialmente por John Bowlby (1969) basándose en el impacto que tienen las experiencias tempranas y la relación con la primera figura de apego en el desarrollo emocional y social del/la niño/a.  Según este autor, nacemos con un repertorio de conductas de apego, programadas genéticamente, para conseguir producir respuestas en nuestros/as padres/madres o cuidadores/as y vincularnos con ellos/as. Ejemplos de estas conductas serían la succión, las sonrisas reflejas, el balbuceo, la reacción ante la separación o el llanto.

La función de esos comportamientos sería asegurar la protección, buscando y reteniendo la proximidad o contacto con nuestros/as principales cuidadores/as o protestando si se lleva a cabo la separación. Esta tendencia comportamental es tan fuerte que únicamente deja de emitirse bajo situaciones excepcionales, como la ausencia total de disponibilidad del/la adulto/a.

La figura de apego se utiliza como base de seguridad para lanzarnos a explorar el mundo y como puerto seguro al que volver en búsqueda de protección y seguridad cuando sea necesario. Son, por tanto, las personas que van a ir permitiendo al/la niño/a obtener sensaciones de valía y seguridad.

La Teoría del Apego fue posteriormente ampliada por la psicóloga Mary Ainsworth, quien identificó varios tipos de apego que pueden influir en la forma en que los/as niños/as interactúan con el mundo que les/las rodea.

CONDICIONES NECESARIAS PARA QUE SE FORME EL PRIMER APEGO

Para que se forme un apego seguro entre un/a bebé y su cuidador/a se necesitan unas condiciones esenciales:

Presencia de conductas de apego

El /la recién nacido/a debe contar con una serie de comportamientos innatos específicos que buscan la proximidad y la interacción con el/la cuidador/a, como  las vocalizaciones de placer, el seguimiento visual o el llanto para llamar la atención.

Respuestas del/a cuidador/a a las señales del bebé

Es fundamental que dichas conductas atraigan hacia él o ella a los/as adultos/as y que estos/as respondan de manera sensible y consistente a sus necesidades, proporcionando consuelo, alimentación, seguridad y afecto.

Capacidades afectivas y cognitivas

Es necesario que el/la recién nacido/a cuente con unas capacidades afectivas y unos recursos cognitivos básicos, como la capacidad de reconocer rostros y expresiones faciales. Estas habilidades se irán desarrollando y madurando progresivamente a lo largo del tiempo, lo que facilita la formación de un apego seguro.

¿CUÁNDO EXISTE UNA RELACIÓN DE APEGO?

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Existen varios indicadores que muestran que se ha establecido un apego entre el/la bebé y su cuidador/a:

Búsqueda y mantenimiento de proximidad y contacto

Desde una edad muy temprana, los/as bebés muestran una preferencia natural por la cercanía física con su cuidador/a, buscando estar cerca de ellos/as y prefiriendo su compañía sobre la de otras personas. Esta búsqueda y mantenimiento de proximidad y contacto les proporciona una sensación de seguridad y bienestar, fundamental en su desarrollo emocional.

Búsqueda de apoyo emocional

Transcurridos unos meses, los/las bebés aprenden que sus cuidadores/as son una fuente confiable de apoyo emocional. A medida que experimentan situaciones de malestar, como el hambre, el cansancio o el miedo, buscan activamente la presencia y el consuelo de sus cuidadores/as. Esta búsqueda de apoyo emocional se basa en las experiencias previas en las que estos/as han respondido de manera afectuosa y reconfortante a sus necesidades.

Protesta ante la separación

A medida que se desarrolla el apego, los/las bebés comienzan a mostrar signos de malestar cuando sus cuidadores/as se ausentan. Las protestas pueden manifestarse a través del llanto, la agitación o la resistencia a separarse de ellos/as y reflejan la ansiedad ante la separación de sus figuras de apego y su deseo de mantenerse cerca de ellos/as para sentirse seguros/as.

Utilización de los/as cuidadores como base de seguridad

Los/as bebés consideran a sus cuidadores/as una base de seguridad desde la cual explorar el mundo que los/las rodea. En su presencia, se sienten más seguros/as para aventurarse y descubrir su entorno, pero periódicamente regresan en busca de apoyo y consuelo. Esta capacidad para utilizar a los/las cuidadores/as como una base segura es un indicador de un apego establecido y seguro.

TIPOS DE APEGO

Mary Ainsworth (1980) desarrolló métodos de observación para probar la Teoría del Apego de Bowlby. En su trabajo con niños/as encontró tres patrones principales de apego observando que los comportamientos de los/as niños/as dependían de la sensibilidad de la madre a sus peticiones:

  • Niños/as de apego seguro que lloraban poco y se mostraban contentos/as cuando exploraban en presencia de la madre, y se calmaban cuando regresaba.
  • Niños/as de apego inseguro (ansios@s-ambivalentes o preocupad@s) que lloraban frecuentemente, incluso cuando estaban en brazos de sus madres, y no se calmaban cuando regresaba.

  • Niños/as de apego inseguro (evitativ@s) que parecían no mostrar apego ni conductas diferenciales hacia sus madres.

Posteriormente, Mary Main y Judith Solomon (1986, 1990) agregaron un cuarto patrón de apego, llamado apego desorganizado / desorientado, que se caracteriza por una falta de coherencia en las estrategias de afrontamiento para hacer frente a la separación y la reunión con el/la cuidador/a.

Todos estos trabajos han sido fundamentales para comprender cómo se desarrollan los lazos emocionales entre los niños/as y sus cuidadores/as, su influencia a la hora de interactuar con el mundo que les rodea y cómo estos patrones influyen en el desarrollo emocional y social a lo largo de la vida, ya que el sistema de apego no se limita únicamente a la infancia o la niñez, sino que permanece activo a lo largo de toda la vida.

En cada etapa buscamos consuelo, tanto en la presencia física como en la representación mental de las personas significativas para nosotros/as (Bowlby, 1969). De hecho, se ha observado una conexión entre los estilos de apego temprano y la calidad de nuestras relaciones amorosas en la adultez.

Esta idea se sustenta en el concepto del modelo interno de funcionamiento, donde las primeras relaciones de apego de un/a bebé moldean un patrón para sus futuras relaciones.

En los próximos posts, se profundizará en cada estilo de apego de manera más específica.

Susana Zazo Díaz | Psicóloga General Sanitaria

Psicología Madrid Centro

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