Trastornos de ansiedad en la infancia
Susana Zazo Díaz | Psicóloga General Sanitaria
La ansiedad es una experiencia común en nuestras vidas, y los/as niños/as no son una excepción. Sin embargo, en algunos casos puede convertirse en un problema clínico que requiere atención y tratamiento.
Cuando la ansiedad se vuelve persistente y comienza a interferir en el bienestar y el desarrollo de un/a niño/a, es importante reconocer sus síntomas y brindar el apoyo necesario.
Síntomas de la ansiedad infantil
Los síntomas de la ansiedad infantil pueden variar según el niño y la edad. En los niños más pequeños se presenta a menudo como actividad excesiva, síntomas físicos como dolores de cabeza o de estómago, comportamientos de llamada de atención, dificultades a la separación o en el momento de ir a dormir. Los/as adolescentes son más capaces de describir sus vivencias subjetivas y pueden utilizar explicarla utilizando palabras como miedo, nerviosismo, tensión o rabia. También pueden presentar comportamientos disruptivos o antisociales.
Aunque su identificación a veces resulta difícil es importante conocer sus principales manifestaciones para evitar el desarrollo de trastornos de ansiedad en posteriores etapas evolutivas. Algunos signos comunes en las distintas etapas evolutivas incluyen:
1. Etapa preescolar ( 2-5 años).
Miedo a la separación: los/as niños/as pueden experimentar angustia y ansiedad al separarse de sus padres/madres o cuidadores o mostrar comportamientos de apego excesivo.
Miedos irracionales o desproporcionados a objetos o situaciones específicas, como animales, la oscuridad o la escuela o a situaciones imaginarias como a monstruos o personajes fantásticos.
Miedo a situaciones nuevas: pueden mostrar resistencia o ansiedad al enfrentarse a situaciones desconocidas, como ir a la escuela o interactuar con niños desconocidos.
Dificultad para conciliar el sueño, pesadillas recurrentes o resistencia a ir a la cama.
2. Etapa escolar temprana ( 6-10 años).
Miedos específicos: los miedos a situaciones o estímulos específicos pueden intensificarse, como miedo a los exámenes, al fracaso, a hablar en público o a realizar actividades físicas.
Preocupaciones excesivas: pueden preocuparse en exceso por el rendimiento escolar o en sus actividades extraescolares, las relaciones con sus compañeros, el cumplimiento de reglas, etc.
Síntomas físicos: dolores de cabeza, de estómago o quejas somáticas recurrentes pueden ser manifestaciones comunes de ansiedad en esta etapa.
Cambios en el comportamiento, como irritabilidad, oposicionismo, cambios en el estado anímico o dificultades en el rendimiento académico.
En esta etapa también pueden verse afectado el sueño, con pesadillas, dificultades para dormir o despertares precoces.
3. Preadolescencia y adolescencia temprana (11-14 años).
¿CÓMO SABER CUÁNDO LA ANSIEDAD SE CONVIERTE EN UN TRASTORNO?
Para que se considere un trastorno de ansiedad estos síntomas deben ser desproporcionados con relación a la situación específica y estar presentes en diferentes contextos, como la escuela, el hogar o las interacciones sociales. Además, los síntomas deben interferir de manera significativa en el funcionamiento diario del/la niño/a. Algo que puede ayudarnos a diferenciar la ansiedad normal de la patología es la capacidad del/la niño/a para recuperarse cuando la situación que le ha provocado ansiedad ha desaparecido.
Es importante diferenciar la ansiedad en la infancia de los miedos evolutivos, que son temores normales y temporales que surgen en etapas específicas del desarrollo infantil y que, en su mayoría, desaparecen con el tiempo. Por su lado, la ansiedad en la infancia implica una respuesta emocional más intensa y persistente, que puede afectar a la vida diaria del niño. Para que se hable de trastorno de ansiedad dicha repercusión debe ser significativa.
Es crucial conocer esta distinción para determinar si los síntomas del/la niño/a son parte del desarrollo típico o si requieren una intervención más profunda.
TRATAMIENTO PARA LA ANSIEDAD INFANTIL
Es fundamental realizar una adecuada evaluación para identificar y comprender los síntomas de ansiedad y los factores de riesgo y desencadenantes potenciales que pueden estar contribuyendo al trastorno de ansiedad, así como para determinar el mejor enfoque de tratamiento.
Dicha evaluación debe hacerse teniendo en cuenta variables conductuales, emocionales, cognitivas y físicas, con entrevistas con los padres/madres, el/la niño/a y, con frecuencia, la escuela. Para realizar un adecuado diagnóstico es necesario conocer los cambios vinculados a la edad y lo que se puede esperar de cada etapa evolutiva.
En cuanto al tratamiento éste es un proceso colaborativo que implica la utilización de diversas estrategias y técnicas terapéuticas de los distintos enfoques psicológicos. Con el enfoque correcto y el apoyo adecuado, los/as niños/as pueden entrenarse en manejar y eliminar su ansiedad, aprendiendo a enfrentar los síntomas de ansiedad, mientras se les expone gradualmente a sus propios miedos con el fin de ayudarles a desarrollar habilidades de afrontamiento saludables y mejorar su bienestar y autoestima general.
Consulta Goya, expertos en el tratamiento de la ansiedad infantil en Madrid
En el caso de los/as niños/as más pequeños/as la participación de los padres en el tratamiento es fundamental.