EL FRACASO EN LAS RELACIONES DE PAREJA

Infidelidad, Psicología adultos, Terapia de Pareja

En ocasiones las relaciones amorosas fracasan, siendo la ruptura el signo más claro de ello. El hecho de que hoy en día haya más separaciones o divorcios que hace 50 años no quiere decir, necesariamente, que las relaciones ahora fracasen más que antes. Podría ser el resultado, por ejemplo, de condiciones sociales diferentes.

Entender los motivos detrás del fracaso de una relación es crucial para aprender y crecer tanto a nivel individual como de cara a futuras relaciones.

¿QUÉ HACE QUE UNA RELACIÓN DE PAREJA FRACASE?

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Aunque cada relación de pareja es distinta, se han visto una serie de factores que pueden favorecer la desconexión hacia la otra persona y el deterioro de la relación llevando al fracaso, e incluso al final, de la misma. 

Falta de intimidad e implicación

La intimidad se refiere a los sentimientos de cercanía, conexión y unión en las relaciones amorosas. Fortalece el vínculo emocional entre las personas involucradas y contribuye a que ambas se sientan más unidas.

El nivel de intimidad alcanzado está relacionado con la continuación o no de la relación. La falta de conexión emocional o física puede hacer que los miembros de la pareja se sientan distantes o insatisfechos. Por el contrario, el sentir y percibir altos niveles de intimidad se relaciona con mayor satisfacción, siempre y cuando estén próximos al ideal que ambos desean ya que, además de favorecer el sentimiento de conexión emocional, forma una base segura para la comunicación, la aceptación y la empatía, favoreciendo que cada persona reciba el cuidado y la comodidad que necesitan.

Falta de compromiso

El grado de implicación de cada miembro también está relacionado con la continuidad o no de la relación. Estar comprometido/a con una relación a largo plazo tiene una gran influencia en los comportamientos, promoviendo acciones que sirven al mejor interés de la pareja en lugar del interés a corto plazo del yo. Esta visión favorece el cuidado de la relación y sus necesidades.

El compromiso tiene que ver con todos aquellos comportamientos que se llevan a cabo pensando en dar continuidad a la relación en el futuro.

Cuando una relación está desarrollándose y progresando, el crecimiento en el compromiso es bidireccional: cada miembro obtiene un sentido creciente de estabilidad y seguridad emocional a partir de la evidencia de la creciente dedicación del otro. Por el contrario, la falta de evidencia de un compromiso recíproco puede llevar a la parte más comprometida a reconocer el peligro de un desequilibrio de poder.

Existen numerosos comportamientos que tienden a ocurrir cuando existe un fuerte compromiso, siendo uno de los más estudiados el sacrificio, entendiendo este como el renunciar al interés propio inmediato por el bien del/la compañero/a o la relación. Evidentemente, esto ha de llevarse a cabo por ambas partes para evitar desequilibrios y los sacrificios han de ser elegidos y percibidos como beneficiosos. Los sacrificios percibidos como perjudiciales para uno/a mismo/a o los que se llevan a cabo para evitar conflictos o culpa están vinculados con síntomas depresivos, resentimiento  y con una menor calidad de la relación.

Falta de tiempo compartido

La falta de tiempo compartido puede desempeñar un papel significativo en el deterioro de las relaciones. Cuando las parejas no pasan suficiente tiempo juntas, pueden experimentar una desconexión emocional y una sensación de distancia. Por el contrario, el tiempo compartido se asocia con mayores niveles de satisfacción conyugal.

El tiempo compartido se refiere al tiempo que se pasa interactuando en ausencia de conflicto, así como al modo en que se utiliza dicho tiempo:  para hablar y comunicarse, compartir experiencias, demostrarse cariño y afecto, realizar actividades de ocio juntos/as, etc.

Es necesario que estos momentos sean evaluados por ambos miembros como suficientes, además de sentir el interés del/la otro/a por las cosas de uno/a y su disponibilidad cuando se le necesita.

Rutina y aburrimiento

En una relación, la rutina puede surgir naturalmente con el tiempo a medida que las parejas se vuelven más cómodas entre sí y establecen patrones establecidos en su vida diaria. Un error frecuente es dejar de dedicar esfuerzo en el cuidado y mantenimiento de la relación o dejar de compartir actividades placenteras, algo que se ha considerado un predictor significativo de éxito en una relación.

Las parejas satisfechas parecen tener muchas y variadas fuentes de satisfacción, tanto dentro como fuera de la relación.

El aburrimiento en una relación puede manifestarse de varias formas, como falta de entusiasmo por pasar tiempo juntos, disminución del interés en actividades compartidas o buscar únicamente estímulos emocionantes fuera de la relación. La rutina puede contribuir al aburrimiento al hacer que la relación se sienta monótona y predecible, lo que puede llevar a sentir que falta la chispa y la emoción que solía estar presente.

Para evitar que la rutina y el aburrimiento dañen una relación, es importante ser consciente de estos factores y tomar medidas para contrarrestarlos.

Falta de expresión de afecto

El afecto es una necesidad interpersonal básica en el contexto de una relación y su expresión la manifestación intencional y abierta de los sentimientos de cercanía, cuidado y cariño.

Generalmente, cuando se inicia una relación amorosa, las personas implicadas intercambian multitud de señales (verbales y no verbales) que revelan afecto y sentimientos positivos hacia la otra persona: cercanía física, contacto visual, interés, halagos, palabras agradables, etc. A medida que la relación avanza en el tiempo y aparecen otras responsabilidades (por ejemplo, hijos e hijas, tareas domésticas, presiones económicas, laborales…) muchas de estas señales comienzan a desaparecer, perdiéndose importantes elementos de reforzamiento mutuo.

La expresión de afecto es fundamental para mantener viva la intimidad emocional y fortalecer el vínculo entre los/as compañeros/as. Cuando las muestras de cariño, como abrazos, besos o gestos de amor y apoyo son escasas o ausentes, las parejas pueden sentirse menos valoradas y conectadas entre sí. Esto puede llevar a una sensación de distancia emocional y una disminución en la satisfacción en la relación.

La falta de expresión de afecto también puede dar lugar a malentendidos o interpretaciones erróneas sobre los sentimientos de la otra parte, lo que  puede generar inseguridad y conflicto en la relación.

Evaluación negativa

Algo que realmente deteriora una relación es la aparición de la crítica y la evaluación negativa, al principio inexistente, después quizá contenida y, en algunas relaciones, por último, manifiesta.

La aparición de comportamientos exigentes, descalificaciones y críticas, cuando no de claros insultos, no sólo constituye un estímulo aversivo par el otro, sino que produce un círculo vicioso, haciendo que la otra persona tienda a responder de la misma manera y produciendo, en consecuencia, un escalamiento de la aversión recíproca. Además, la falta de respeto puede ser extremadamente perjudicial y debilitar la conexión emocional y la autoestima de la persona enjuiciada

Por su parte, el desprecio, la indiferencia y la falta de respuesta o de evitación son los predictores más importantes de la disolución de la relación.

Falta de metas comunes

Metas de vida diferentes o de prioridades u objetivos en la relación pueden ser fuente de conflicto y volver una relación incompatible. Cuando las parejas tienen objetivos y prioridades distintas, puede haber una falta de alineación en la dirección en la que desean que avance la relación.

Las diferencias en las metas a largo plazo, como dónde vivir o si tener hijos/as pueden generar conflictos significativos si resultan irreconciliables o no se abordan adecuadamente, pudiendo llegar a generar resentimiento y distancia emocional.

Falta de confianza

La confianza es un requisito esencial para toda relación exitosa. La falta de esta es un predictor significativo de dificultades en las relaciones románticas.

El desarrollo de la confianza depende de muchos factores relacionados con las experiencias anteriores y las creencias de cada miembro y es necesario que vaya reafirmándose.

La ausencia de confianza se manifiesta de diversas formas y puede provocar o agravar una serie de problemas en la relación.

En primer lugar, puede generar inestabilidad emocional en ambas partes. La persona que no confía puede experimentar ansiedad y preocupación sobre las acciones y comportamientos de su pareja, lo que puede llevar a estados emocionales negativos como el estrés y la angustia. Por otro lado, la persona que es objeto de desconfianza puede sentirse herida, frustrada y cuestionada en su integridad, lo que puede afectar igualmente a su bienestar emocional. En ambos casos se verá afectada la implicación en la relación.

La falta de confianza también puede alimentar conflictos en la relación y generar resentimientos, acusaciones y discusiones sobre la veracidad de las acciones y palabras de cada uno/a, lo que puede crear un ambiente tenso y hostil. Estas tensiones pueden erosionar la comunicación efectiva y dificultar la resolución de problemas de manera constructiva.

En algunos casos, la ausencia de confianza puede activar un apego ansioso e inseguridades, fomentando la dependencia emocional y la necesidad de comprobación constante para validar la estabilidad de la relación.

Finalmente, la falta de confianza puede llevar a la intención de romper la relación. Cuando una persona siente que no puede confiar en su pareja, puede comenzar a cuestionar la viabilidad y la salud de la relación en su conjunto. Esto puede conducir a pensamientos de separación y a la consideración de poner fin a la relación como una forma de protegerse a sí mismo/a y buscar una mayor felicidad y estabilidad emocional.

En resumen, la falta de confianza puede tener efectos devastadores en las relaciones de pareja, reduciendo el nivel de compromiso y esfuerzo que las personas invierten en hacer que una relación funcione.

En conclusión, aunque las relaciones fracasan por una variedad de razones y cada situación es única, conocer algunos factores que se han asociado a la insatisfacción en la relación y el desgaste es fundamental, ya que proporciona una base para identificar y abordar los desafíos antes de que se conviertan en problemas irreparables.

Al comprender cómo la falta de intimidad, compromiso y respeto, así como la presencia de la rutina y el aburrimiento, entre otros, pueden afectar la relación, las parejas pueden tomar medidas proactivas para prevenir su impacto negativo. Esto puede incluir la búsqueda de nuevas experiencias juntos/as, comunicarse abierta y honestamente sobre sus necesidades y expectativas, y comprometerse a trabajar codo con codo para mantener viva la chispa en su relación.

Con conciencia y esfuerzo mutuo, las parejas pueden cultivar una conexión más profunda y duradera que les permita superar cualquier desafío que enfrenten.

Susana Zazo Díaz | Psicóloga General Sanitaria

Psicología Madrid Centro

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