LA DEPENDENCIA EMOCIONAL: QUÉ ES Y CÓMO TRATARLA

Susana Zazo Díaz | Psicóloga General Sanitaria
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Psicólogos expertos en Dependencia Emocional en Madrid 

Hasta hace poco tiempo, el término 'dependencia' se asociaba casi exclusivamente al consumo de sustancias como el alcohol, las drogas ilegales o el tabaco. Este enfoque se centraba en los efectos físicos y psicológicos de estas sustancias, así como en los problemas sociales y de salud que ocasionaban. La dependencia se entendía principalmente como una adicción física, en la que el cuerpo desarrollaba una necesidad compulsiva de una sustancia para funcionar adecuadamente.

Sin embargo, desde finales del siglo XX y especialmente en las últimas décadas, nuestra comprensión de la dependencia ha evolucionado considerablemente. Ahora se reconoce que la dependencia no solo está relacionada con el consumo de sustancias, sino que también puede manifestarse en una variedad de comportamientos y relaciones. Aunque estos no impliquen el uso de sustancias, comparten características similares de compulsión y falta de control. Estas nuevas formas de dependencia se identifican hoy en día como problemas significativos en la salud mental y el bienestar social.

Esta ampliación en la comprensión de la dependencia ha llevado a la identificación y estudio de nuevas formas de adicción que van más allá del consumo de sustancias. Entre estas, destacan la ludopatía, la adicción a las nuevas tecnologías y las dependencias sentimentales. Cada una de estas formas presenta características distintivas, pero comparte el núcleo común de compulsión y falta de control.

Ludopatía (adicción al juego)

La ludopatía, o adicción al juego, es un claro ejemplo de cómo los comportamientos compulsivos pueden generar efectos devastadores en la vida personal y financiera de quienes la padecen. A pesar de no implicar una sustancia física, el juego patológico provoca una necesidad irresistible de jugar, similar a la compulsión que se ve en las adicciones a sustancias. El auge de las plataformas de juego en línea ha intensificado este problema, creando un entorno propicio para la adicción.

Adicción a las Nuevas Tecnologías

La adicción a las nuevas tecnologías se manifiesta en el uso excesivo de dispositivos y plataformas digitales, como redes sociales, videojuegos y aplicaciones móviles y la constante necesidad de estar conectado. Con el auge de internet y los dispositivos móviles, la adicción a las nuevas tecnologías ha emergido como una preocupación creciente. Estas formas de dependencia pueden afectar el equilibrio entre la vida digital y la real, impactando negativamente en las relaciones interpersonales, el rendimiento académico o laboral, y el bienestar emocional. y en el bienestar emocional.

Dependencias sentimentales o afectivas

Las dependencias sentimentales se refieren a patrones de comportamiento en los que las personas desarrollan una dependencia extrema hacia una persona o relación, donde la necesidad de afecto y validación se convierte en algo patológico.

Las personas con este tipo de dependencia pueden experimentar ansiedad intensa, baja autoestima y comportamientos obsesivos en sus relaciones personales. Aunque no implica una sustancia, la dependencia emocional puede ser tan destructiva como cualquier otra forma de adicción.

El reconocimiento de estas dependencias ha llevado a una expansión en el campo de la salud mental, donde los profesionales ahora trabajan no solo para tratar las adicciones tradicionales, sino también estas nuevas formas de dependencia. Se han desarrollado terapias específicas y programas de intervención para abordar estas cuestiones, reflejando una comprensión más amplia y compleja de lo que significa estar «enganchado» a algo, ya sea una sustancia, un comportamiento o una relación. Este cambio en la perspectiva ha sido crucial para proporcionar una atención más completa y eficaz a quienes luchan con diversas formas de dependencia en la sociedad actual.

¿QUÉ ES LA DEPENDENCIA EMOCIONAL?

Las dependencias emocionales, afectivas o sentimentales son un tipo de relación interpersonal en la que una persona desarrolla una necesidad extrema y patológica hacia otra, buscando de manera constante afecto, atención, y validación. Este tipo de dependencia va más allá de la simple necesidad de compañía o afecto y puede manifestarse en cualquier tipo de relación, ya sea romántica, familiar, de amistad, o incluso en el ámbito laboral.

A diferencia de relaciones saludables, donde existe un equilibrio entre dar y recibir, las dependencias emocionales se caracterizan por un desequilibrio significativo que puede resultar dañino tanto para la persona dependiente como para la otra parte involucrada. Al final se establece una relación dañina, que produce más sufrimiento que placer.

Las personas con dependencia emocional suelen experimentar un profundo miedo a la soledad y una preocupación constante por el rechazo o el abandono. Este tipo de dependencia puede llevarlas a adoptar comportamientos compulsivos, como la búsqueda constante de atención, el sacrificio de necesidades personales en favor de la relación, o la tolerancia de comportamientos dañinos para mantener la conexión emocional.

Las creencias relacionadas con la dependencia emocional incluyen el miedo a estar solo y a perder la conexión afectiva, la ansiedad por separación y la creencia de que la felicidad depende exclusivamente de la relación con otras personas. Para gestionar estos sentimientos y evitar el abandono recurren a diversas estrategias, como modificar sus planes para adaptarse a la otra persona, expresar sus emociones de manera exagerada, buscar atención continuamente, y mostrar comportamientos límite o extremos cuando perciben un riesgo inminente de abandono.

DEPENDENCIA EMOCIONAL: CARACTERÍSTICAS

El comportamiento de una persona con dependencia emocional es similar al de una persona con dependencia de sustancias, revelando un deseo irresistible de estar con la persona objeto de la dependencia, una necesidad compulsiva de su presencia y reacciones negativas en su ausencia. Estos factores llevarían a la persona a acomodarse a los deseos del/a otro/a, sufrir un vacío emocional, no tener conciencia del problema y sentirse obligado/a a mantener la relación.

Algunos comportamientos característicos y actitudes que reflejan una relación desequilibrada y patológica hacia otra persona incluyen:

Posesividad

La persona dependiente suele desarrollar un fuerte sentido de posesividad hacia la otra persona, deseando tener control sobre su vida y decisiones. Esta posesividad se manifiesta en la necesidad constante de saber qué está haciendo, con quién está, y, a veces, en intentar controlar o limitar sus relaciones con otras personas. La posibilidad de que la otra persona tenga una vida independiente se percibe como una amenaza.

Exclusividad

La dependencia emocional también se caracteriza por una necesidad obsesiva de exclusividad en la relación. La persona dependiente quiere ser el único foco de atención y afecto de la otra persona, sintiendo celos intensos o rechazo hacia cualquier otra relación que pueda tener, ya sean amistades, familiares u otras relaciones románticas. Cualquier indicio de que la otra persona está dedicando tiempo o afecto a alguien más se percibe como una traición.

Ansia de cariño

La voracidad de cariño es otra característica clave. Esta característica se refiere a una necesidad insaciable de afecto, atención, y muestras de amor por parte de la otra persona. Esta necesidad va más allá de un deseo normal de cariño; es una demanda constante y excesiva que nunca parece estar satisfecha y que se manifiesta en una búsqueda constante de atención. Esta necesidad insaciable puede llevar a comportamientos obsesivos, como enviar múltiples mensajes de texto, llamar repetidamente o buscar constantemente la validación de la otra persona. Estos comportamientos no son solo una búsqueda de conexión, sino una forma de calmar la ansiedad que genera la posibilidad de no recibir suficiente cariño.

El ansia de cariño puede tener efectos negativos tanto en la persona dependiente como en la relación. Para la persona dependiente, esta necesidad insaciable puede generar un ciclo de insatisfacción y ansiedad, donde nunca se siente plenamente querida o segura. Para la relación, la constante demanda de afecto puede convertirse en una carga, generando tensión y desgaste.

Incapacidad para romper 

Una de las características más notorias de la dependencia emocional es la dificultad extrema para romper la relación, incluso cuando esta es claramente perjudicial. A pesar de reconocer que la relación es tóxica o insatisfactoria, el miedo a la soledad y la creencia de que no se puede vivir sin la otra persona impiden que la persona dependiente tome la decisión de separarse. Esta incapacidad para romper lleva a la persona a soportar situaciones de desamor, infelicidad y, en ocasiones, hasta de maltrato, prolongando su sufrimiento.

Miedo al abandono

El temor al abandono es una constante en la vida de la persona dependiente. Este miedo provoca ansiedad y comportamientos de vigilancia y control, buscando continuamente señales de que la otra persona pueda estar alejándose o perdiendo interés. Esta inseguridad también puede desencadenar comportamientos obsesivos como llamar repetidamente, revisar las redes sociales de la otra o hacer sacrificios extremos para preservar la relación.

Necesidad de aprobación y validación

La persona dependiente emocionalmente suele basar su autoestima y su sentido de valor en la aprobación de la otra persona. Necesita que la otra persona le reafirme su amor, su compromiso, y su importancia en la relación. La falta de estas confirmaciones puede desencadenar sentimientos de ansiedad, inseguridad, e incluso depresión.

Autoanulación

En la dependencia emocional, la persona suele anular sus propias necesidades, deseos y opiniones en favor de los de la otra persona. Este sacrificio puede ser tan extremo que la lleve a perder su identidad, centrándose únicamente en satisfacer y agradar a la otra persona, a menudo a costa de su propio bienestar emocional y físico.

Relaciones asimétricas

Las relaciones donde existe dependencia emocional suelen ser profundamente asimétricas. La persona dependiente se coloca en una posición de inferioridad, cediendo poder y control al otro.  Esta asimetría refuerza la dependencia, ya que siente que necesita de la otra persona para sentirse completa o segura.

Dificultad para tomar decisiones de manera independiente

Las personas con dependencia emocional a menudo tienen problemas para tomar decisiones sin consultar o buscar la aprobación de la otra persona. Temen que cualquier decisión que tomen por sí mismas pueda ser desaprobada y, como resultado, prefieren dejar que la otra persona decida por ellas.

Idealización de la otra persona

La persona dependiente suele idealizar a la otra parte, ignorando o minimizando sus defectos y justificando comportamientos inadecuados o incluso abusivos. Esta idealización contribuye a mantener la dependencia, ya que cree que su felicidad y bienestar dependen exclusivamente de la otra persona.

Creencias erróneas y disfuncionales acerca del amor y las relaciones

Las creencias erróneas y disfuncionales acerca de las relaciones juegan un papel crucial en la dependencia emocional, actuando como fundamentos que perpetúan la dinámica insana entre la persona dependiente y su pareja. Estas creencias, profundamente arraigadas, distorsionan la percepción de lo que constituye una relación saludable y contribuyen a la perpetuación de comportamientos obsesivos y dañinos, así como del ciclo de insatisfacción y control.

Algunas de estas creencias tienen que ver con la idealización del amor, el temor a no poder superar la relación si esta falla, y la percepción de que la relación es la única fuente de felicidad en sus vidas.

Todas estas características pueden dar lugar a dinámicas relacionales insanas y desequilibradas, donde la autonomía y el bienestar de la persona dependiente se ven afectados. Sin embargo, esto no implica necesariamente que la pareja sea abusiva o tóxica; en muchos casos, es la persona con dependencia emocional la que puede presentar comportamientos problemáticos. La dependencia emocional requiere atención y tratamiento para que la persona pueda trabajar en su autoestima, aprender a establecer relaciones saludables y desarrollar una vida más satisfactoria e independiente.

DEPENDENCIA EMOCIONAL: TRATAMIENTO

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La dependencia afectiva es un motivo de consulta frecuente entre las personas que buscan ayuda psicológica. Superar esta clase de dependencia requiere un enfoque integral que incluya abordar las necesidades y temores subyacentes que impulsan este patrón de comportamiento, ya que a menudo están relacionados con experiencias de apego no resueltas.

El proceso de tratamiento no solo se centra en cambiar los patrones disfuncionales de relación, sino también en trabajar a nivel emocional para sanar esas heridas y fomentar una mayor autonomía y bienestar personal. Esto implica explorar y entender las raíces emocionales de la dependencia, así como desarrollar nuevas formas de relacionarse que sean saludables y equilibradas.

Superar la dependencia emocional no solo requiere reparar heridas emocionales profundas, sino también un proceso de autoconocimiento y desarrollo de habilidades emocionales. Es esencial que la persona trabaje en construir una autoestima sólida y en aprender a relacionarse de manera más saludable y equilibrada con los demás, basada en confianza y seguridad. A medida que se fortalece su sentido de autonomía y seguridad personal, la necesidad disfuncional de buscar afecto y aprobación de los demás disminuye, permitiéndole sentirse completa por sí misma.

En Consulta Goya somos especialistas en intervención y reparación en trauma y apego.  Nuestro enfoque integral combina técnicas avanzadas y personalizadas para abordar profundamente las heridas emocionales y promover una recuperación duradera.

Nuestro equipo de profesionales altamente capacitados trabaja para desentrañar y abordar las causas subyacentes de las dificultades emocionales, proporcionando un espacio seguro y de apoyo.

Cada persona es única, por lo que ofrecemos planes de tratamiento personalizados adaptados a tus necesidades específicas. Evaluamos las experiencias pasadas, los patrones emocionales actuales y sus objetivos personales para crear una estrategia de intervención que sea efectiva y relevante para cada persona.

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